22 diciembre, 2008

¿Una más sobre drogas?

En el año 2000 llegaba a las pantallas la segunda película del, cuanto menos controvertido director Darren Aronofsky, titulada 'Réquiem por un sueño' . Después de su éxito con 'Pi, fe en el caos', una película con escaso presupuesto que consiguió una gran crítica y que le encumbró como mejor director en 1998 en el Festival de Sundance, Aronofsky regresaba para narrar una historia sobre los efectos devastadores de las drogas en las personas.

El reparto de 'Réquiem por un sueño' reunía a actores conocidos pero no especialmente famosos como Jared Leto, Jennifer Connelly y Marlon Wayans, además de la ganadora de un Oscar y un Globo de Oro como mejor actriz en 1974 y 1978 respectivamente, Ellen Burstyn. El protagonista, Harry (Jared Leto) es un joven drogadicto que intenta conseguir su sueño y el de su novia (Jennifer Connelly), montar un negocio juntos y vivir tranquilos. Pero para ello, dejan de ser exclusivamente consumidores de drogas y empiezan a vender, ayudados por su mejor amigo (Marlon Wayans).

Pero la historia también narra de forma paralela la vida de la madre de Harry (Ellen Burstyn), que empieza a obsesionarse en adelgazar desde que recibe una llamada diciéndole que había sido seleccionada para participar en su programa de televisión favorito. Para lograrlo, se pone en manos de un médico de dudosa legitimidad que le recomienda unas pastillas que saciarán su hambre y le harán perder peso.

Aronofsky narra dos historias paralelas, diferentes, pero íntimamente ligadas. No son solo dos historias sobre drogas, sino que mezcla en ellas la lucha interna de las personas por lograr sus sueños, y cómo éstos se ven destrozados por ellos mismos, sin que en ningún momento sean conscientes de ello.

Los efectos de la película le dan también otro tono diferente con respecto a sus homónimas. Tan solo en una ocasión se ve explícitamente como se drogan los personajes, ya que durante todo el film, la sucesión de imágenes rápidas, como el primer plano de las pupilas del personaje dilatándose, y de sonidos hacían entender al espectador lo que ocurría.

Y es aquí, en el sonido y la banda sonora, donde la crítica ha hecho más hincapié. El compositor de la música fue Clint Mansell, íntimo amigo del director, y rápidamente convirtió su 'Lux Aeterna' en una canción de culto, reutilizada posteriormente en multitud de versiones para otras películas, entre ellas para el trailer de 'El señor de los anillos: Las dos torres'. Es por ello, que algunos críticos incluso se han atrevido a decir que es la banda sonora la que da la fuerza y virtud necesarias para que la película salga adelante de una manera llamativa, y que sin ella el film carecería de éxito.

En definitiva, una película diferente y profunda, con una crudeza argumental digna de las películas más dramáticas. Un film que con el paso del tiempo se está conviertiendo en todo un clásico para los aficionados al séptimo arte.


1 comentario:

Carlos dijo...

Una película que no deja indiferente a nadie